Harald Szeemann: El Hombre que Convirtió las Exposiciones en Obras de Arte
- ACCO
- 26 jul
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Antes de Harald Szeemann, los curadores eran figuras discretas, custodios de colecciones que trabajaban tras bambalinas. Después de él, se convirtieron en autores, visionarios y, a veces, en estrellas por derecho propio. La historia de Szeemann (1933-2005) no es la de un administrador, sino la de una fuerza de la naturaleza que reinventó las reglas del juego y creó la figura del curador independiente tal como la conocemos hoy.

La Exposición que lo Cambió Todo: "When Attitudes Become Form" (1969)
En 1969, mientras dirigía el prestigioso Kunsthalle de Berna, Szeemann organizó la exposición que se convertiría en su manifiesto y su punto de quiebre:
"Live in Your Head: When Attitudes Become Form". En lugar de agrupar obras por estilo o nacionalidad, reunió a 69 artistas del arte conceptual, el arte povera y el land art, bajo una idea radical: el proceso creativo, la actitud y la idea eran más importantes que el objeto final.
Los artistas, en palabras de Szeemann, "se apoderaron de la institución". Richard Serra arrojó plomo fundido en una esquina, Michael Heizer demolió la acera frente al museo y Lawrence Weiner simplemente recortó un metro cuadrado de pared. La reacción del establishment fue tan negativa que Szeemann se vio forzado a renunciar. Y en ese acto, nació algo nuevo: la Agencia para el Trabajo Espiritual de Invitados (Agency for Spiritual Guestwork) y el primer "curador independiente" del mundo.
La "Obsesión" como Método Curatorial
Liberado de las ataduras de una institución, Szeemann desarrolló un método curatorial único. Él no seguía la historia del arte; seguía sus "obsesiones". Se veía a sí mismo como una especie de "zahorí de la energía artística", un detector de corrientes subterráneas en la cultura.
Sus grandes exposiciones temáticas (o Großausstellung) eran "poemas en el espacio" y "aventuras espirituales" que mezclaban arte contemporáneo con artefactos antropológicos, objetos científicos e instrumentos ocultistas. Buscaba, según sus propias palabras, "ofrecer una posible apertura... sostener la libertad contra las barreras erigidas por los estilos, las nacionalidades... Ser intensidades fuera de las ideologías y de la bolsa de valores".
El Legado: El Curador como Autor (y la Controversia)
El legado de Szeemann es inmenso. Transformó el rol del curador de un "burócrata y sacerdote" a una especie de meta-artista. Él fue quien concibió la idea de la bienal moderna como la visión de un solo autor y demostró que una exposición podía ser una obra de arte en sí misma.
Sin embargo, su ascenso no estuvo libre de críticas. Como señaló Mark Spiegler, el día que Szeemann se hizo freelance, "el viento cambió en contra de la crítica". El curador-autor asumió el rol de interpretar el arte para el público, desplazando al crítico independiente. Se generó una nueva tensión: ¿es el curador un catalizador o un autor que usa las obras de otros para su propia creación?
Esta pregunta sigue definiendo el mundo del arte hoy. Lo que es innegable es que la audacia de Harald Szeemann nos enseñó que una exposición no es solo una colección de objetos, sino una forma de pensar y una manera de organizar el mundo.
La figura del curador es hoy más poderosa que nunca. ¿Crees que son los nuevos "creadores de estrellas"? O, como espectador, ¿prefieres que la obra hable por sí misma? Cuéntanos en nuestras redes.
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