top of page

La Paradoja de Greenberg: Cómo el Collage Salvó (y Después Traicionó) a la Pintura

  • Foto del escritor: ACCO
    ACCO
  • 26 jun
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 27 jun

En el panteón de la crítica de arte del siglo XX, ningún nombre resuena con tanta autoridad y controversia como el de Clement Greenberg. Fue el campeón del Expresionismo Abstracto y el teórico que nos dio las herramientas para entender a Jackson Pollock. Su gran teoría se basaba en la idea de la "pureza del medio": la creencia de que la pintura, para ser moderna, debía concentrarse únicamente en lo que la definía: su planitud.


Esto nos lleva a una fascinante paradoja: ¿cómo es posible que el mayor defensor de la "pintura pura" fuera, a su vez, uno de los más grandes admiradores del collage? La respuesta revela la complejidad de su pensamiento y nos da una de las herramientas más poderosas para entender el arte del siglo pasado.


La Misión Modernista: En Busca de la Planitud


Para Greenberg, la historia del arte moderno era la historia de la pintura aprendiendo a ser ella misma. Durante siglos, el objetivo de un pintor fue crear una ilusión de profundidad. Greenberg argumentaba que esta "mentira" ilusionista era algo que la pintura debía superar. Su misión, entonces, era que la pintura aceptara y afirmara su verdadera naturaleza: ser una superficie plana cubierta de pintura.


El Collage Cubista al Rescate


Aquí es donde, sorpresivamente, el collage se convierte en el héroe de la historia. En su ensayo "Collage", Greenberg argumenta que cuando Georges Braque y Pablo Picasso comenzaron a pegar trozos de periódico y etiquetas en sus lienzos alrededor de 1912, estaban haciendo una declaración radical. Ese trozo de periódico no creaba una ilusión de profundidad; al contrario, su presencia física y plana sobre el lienzo gritaba: "¡Esto es una superficie plana!". Destruía la ilusión y forzaba al espectador a reconocer el lienzo como lo que era. En la lógica de Greenberg, el collage cubista fue uno de los gestos más importantes en la conquista de la planitud.

Naturaleza muerta con silla de mimbre
Pablo Picasso, Naturaleza muerta con silla de mimbre , 1912, óleo sobre hule sobre lienzo ribeteado con cuerda

La Evolución del Collage: De la Crítica Dadaísta al 'Art Brut'


Pero la historia del collage no se detuvo con los cubistas. La técnica fue adoptada por otros movimientos con intenciones muy diferentes.


Los artistas Dadaístas, como Hannah Höch en Alemania, tomaron el collage y lo convirtieron en una herramienta de crítica social y política. A través del fotomontaje, recortaban y reensamblaban imágenes de periódicos y revistas para crear comentarios satíricos sobre la sociedad, la guerra y el rol de la mujer. Aquí, el collage no buscaba la pureza formal, sino el caos y la confrontación.


Más tarde, el artista francés Jean Dubuffet llevó la técnica a un territorio aún más radical. Rechazando el arte culturalmente "oficial", Dubuffet fue el gran defensor del "Art Brut" (Arte Bruto), creado por personas ajenas al mundo artístico. Él mismo adoptó esta filosofía en sus "assemblages d'empreintes" (ensamblajes de impresiones), donde utilizaba materiales poco ortodoxos como arena, alquitrán, e incluso alas de mariposa, para crear texturas ricas y superficies que parecían paisajes geológicos. Como él decía: "El arte debe nacer del material y de la herramienta, y debe guardar la huella de esa lucha."


Un Legado Vivo: El Collage en el Siglo XXI


Lejos de ser una reliquia histórica, el collage sigue siendo una técnica vibrante y respetada hoy en día. Su capacidad para yuxtaponer imágenes, crear nuevas narrativas y reciclar la cultura visual lo mantiene perpetuamente relevante. Esta vitalidad es lo que atrae a coleccionistas informados, como nuestro fundador, a apreciar la obra de artistas contemporáneos como el inglés Oliver Lunn, cuyos intrincados y a menudo surrealistas collages, creados a partir de libros e imágenes vintage, demuestran la infinita capacidad de la técnica para reinventarse.


La "Traición" según Greenberg: Collage vs. Ensamblaje


Con esta evolución en mente, podemos entender mejor la postura de Greenberg. Su amor era por el collage cubista, aquel que servía a su ideal de planitud. La "traición", para él, llegó con artistas como Robert Rauschenberg y sus famosos "Combines".

Rauschenberg incorporaba objetos tridimensionales enteros: una llanta, una cabra disecada, una colcha. Para Greenberg, esto era un pecado capital. La obra dejaba de ser pintura y se convertía en una especie de escultura o "teatro". Rompía la sagrada planitud y reintroduce un espacio literal, no ilusorio, en la obra.


Conclusión: Una Herramienta para Ver


Entender la "paradoja de Greenberg" es más que un ejercicio académico. Es una herramienta que nos permite comprender por qué ciertos artistas fueron elevados y otros descartados por la crítica más influyente de la época. Nos ayuda a entender las batallas ideológicas que dieron forma a las colecciones de los grandes museos, donde curadoras como Dorothy Miller tuvieron que navegar estas complejas aguas teóricas.



La próxima vez que veas un collage, pregúntate: ¿está aquí para afirmar la planitud de la superficie, como lo hicieron los cubistas? ¿O para romperla e invadir nuestro espacio, como lo hizo Rauschenberg? Con esa pregunta, estarás viendo con una nueva profundidad.


¿Qué piensas de La Paradoja de Greenberg: Cómo el Collage Salvó (y Después Traicionó) a la Pintura?


Comentarios


Wheat Field with Cypresses Van Gogh_edited.jpg

Comienza tu Viaje hacia una Mirada Experta

Únete a la conversación y forma parte del Atelier, nuestra comunidad de diálogo sobre el arte y su mercado. Accede a perspectivas, análisis exclusivos y al club de lectura con una membresía que es, y siempre será, gratuita.

bottom of page