Gabriel de la Mora: La Poesía de lo Descartado
- ACCO
- hace 17 horas
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¿Puede una colección de suelas de zapato gastadas ser una obra de arte? ¿Y un mosaico hecho con miles de fragmentos de cáscaras de huevo? Para el artista mexicano Gabriel de la Mora, la respuesta es un rotundo sí. Su obra nos invita a mirar nuestro entorno con más atención y a encontrar una belleza inesperada en los materiales que normalmente ignoramos o consideramos basura.
En ACCO, exploramos la obra de este creador contemporáneo que transforma lo ordinario en extraordinario, dándole una nueva vida a lo que ha sido olvidado.
El Arte de Coleccionar como Práctica Artística
El proceso de De la Mora a menudo comienza mucho antes de tocar un lienzo; empieza con el acto de reunir, catalogar y obsesionarse con un material específico. Durante meses o incluso años, puede coleccionar objetos que han perdido su función original pero que conservan una historia silenciosa: el caucho gastado de una suela, el interior de una radio antigua o las alas de una mariposa que han terminado su ciclo vital.
Esta acumulación no es aleatoria; es una investigación sobre el tiempo, la memoria y el potencial oculto de las cosas.
Los Materiales como Mensaje
Cada serie de Gabriel de la Mora cuenta una historia a través de su materialidad. En su obra, 120 – I / PL, 2016, 120 fragmentos de suelas de zapatos de plástico desechadas sobre madera, las suelas de incontables zapatos son ensambladas, creando un panel que, de lejos, parece una pintura abstracta, pero de cerca, revela las huellas de miles de pasos y vidas anónimas. Las cáscaras de huevo, frágiles y orgánicas, se convierten en mosaicos con la apariencia de un mármol precioso.

De la Mora no usa los materiales para representar algo más; los presenta como son, permitiendo que su historia, textura y forma inherente sean el tema central de la obra.
La Transformación: De lo Cotidiano a lo Sublime
Al organizar estos fragmentos en patrones geométricos y abstractos, De la Mora logra una proeza visual: despoja a los objetos de su función original para revelar su esencia puramente estética. Una suela de zapato deja de ser algo para caminar y se convierte en una unidad de color negro y textura. Una pluma deja de ser parte de un ala y se transforma en una pincelada de color iridiscente.
Su trabajo nos recuerda que la belleza y el significado no siempre están en lo grandioso o lo nuevo, sino a menudo en los vestigios, en lo que ha sido usado, vivido y descartado. Es una invitación a una arqueología de lo cotidiano, una forma de poesía visual construida con los ecos del pasado.
La obra de Gabriel de la Mora nos enseña a mirar de nuevo. ¿Qué objeto de tu día a día crees que podría convertirse en una obra de arte? Sigue la conversación en nuestras redes y explora con nosotros el pulso del arte actual.
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