Harold Rosenberg: El Lienzo como Arena
- ACCO
- 19 jul
- 3 Min. de lectura
En la historia de la crítica de arte, hay textos que no solo describen un movimiento, sino que le dan nombre y alma. El ensayo "The American Action Painters" (1952) de Harold Rosenberg es uno de ellos. En un momento de profunda transformación, mientras el mundo del arte se preguntaba qué estaban haciendo exactamente los artistas de la vanguardia neoyorquina, Rosenberg les dio un manifiesto, una identidad y un nuevo lenguaje para ser entendidos.

Un Evento, no una Imagen
La idea central de Rosenberg era radical: "En cierto momento, el lienzo comenzó a aparecerle a un pintor estadounidense tras otro como una arena en la que actuar, en lugar de un espacio en el que reproducir, rediseñar, analizar o 'expresar' un objeto". Lo que iba a parar al lienzo no era un cuadro, sino un evento.
Con esta frase, Rosenberg dinamitó siglos de tradición. El pintor ya no se acercaba al caballete con una imagen en mente, sino "con el material en la mano para hacerle algo a ese otro trozo de material que tenía delante. La imagen sería el resultado de este encuentro". El objetivo especial de este nuevo arte era, por tanto, "extinguir el objeto" para que nada se interpusiera en el camino del acto de pintar.
La Biografía Hecha Pintura
Para Rosenberg, si el arte es un acto, entonces "una pintura que es un acto es inseparable de la biografía del artista". La obra final es un "momento" en la vida del creador, la huella de su drama personal. Esto rompía por completo la distinción entre arte y vida.
Y aquí reside la genialidad de su argumento: si el arte es vida, entonces las herramientas tradicionales de la crítica ya no sirven. Como él mismo escribió: "El crítico que sigue juzgando en términos de escuelas, estilos, forma —como si el pintor todavía estuviera preocupado por producir un cierto tipo de objeto (la obra de arte) en lugar de vivir en el lienzo— está destinado a parecer un extraño".
El Gesto de Liberación: "Pintar... solo PINTAR"
Rosenberg identificó que los "Action Painters" no eran jóvenes, sino "renacidos". Un hombre de cuarenta años podía ser un pintor de siete, separado de su pasado por una "diagonal de una gran crisis".
Muchos de ellos habían intentado pintar la sociedad, influenciados por el marxismo, o pintar "Arte", siguiendo al cubismo o al postimpresionismo. Pero su gran momento llegó, según Rosenberg, "cuando se decidió pintar... solo PINTAR. El gesto sobre el lienzo era un gesto de liberación de todo valor: político, estético, moral". El artista ya no quería cambiar el mundo, "quería que su lienzo fuera un mundo".
Un Nuevo Vocabulario para Ver
Si el artista es un actor, el espectador debe aprender un nuevo vocabulario. Rosenberg nos invita a pensar en términos de acción: "su inicio, duración, dirección, estado psíquico, concentración y relajación de la voluntad, pasividad, espera alerta".
En esta nueva forma de arte, "forma, color, composición, dibujo, son auxiliares" que pueden ser descartados. Lo que siempre importa es "la revelación contenida en el acto". El significado no lo dan los datos psicológicos, sino el "rol" que el artista asume, "la manera en que organiza su energía emocional e intelectual como si estuviera en una situación viva".
Este es el legado de Rosenberg: nos dio un lenguaje para entender el proceso, el gesto y la intención, permitiéndonos entrar en la "arena" junto al artista.
Comentarios